13 de julio de 2019

Desvaríos de una loca

Declara la vieja:

  ¿Por qué?
  No es justo. Para nada.
  Solamente ver un par de ovejas verdes y te traen acá.
  No es que me queje. No! Nunca hay que confundir una queja con una opinión, no señor presidente. Son cosas diferentes.
  ¡Está bien! ¡Puede que me haya confundido el pasto con la oveja! ¿Y qué?
Pero bueno, ustedes no van a cambiar de opinión por la palabra de una vieja como yo, ¿no? Y, no. A pesar de ser la palabra de un gobernador...
  Porque mi marido era gobernador, ¿sabían?
  Uy sí,  Pablito, ayer vino a visitarme. Unos modales que extraño en esta comunidad moderna.
  El mundo está lleno de gente que hace cualquier cosa. O tanta que no hace nada...
  Pablito está orgulloso de mí. Una vieja moderna, dice. Como lo llevo adelante... El negocio familiar...
  ¡Uy! ¡El negocio! ¿¡Qué van a hacer mis joyitas sin mí...!? ¡Y el gato de los sábados!
  Me tienen que prometer que van a ordenar todo, y también que van a ir y darle comida al gato, pobrecito...

Declara el dueño del psiquiátrico:

  Me llamaron los vecinos, decían que ya no la aguantaban más. Que últimamente gritaba tonterías sobre ovejas verdes, y no sé qué más...
  Nos presentamos en su casa inmediatamente, señor presidente, se lo aseguro. No sufrió, solo por dejar la casa, nada más.
  Hicimos un trabajo limpio. Se fue e inmediatamente demolimos la casa. Puedo pagar los daños. Matamos a un gato. Ahora es terreno de la ciudad.
  La pusimos en un cuarto espacioso, de los más grandes que tenemos. No va a ver un cuarto así en ningún psiquiátrico. No, señor presidente, se lo aseguro. Por favor, no lo demuelen.
  Igual gritaba sobre claustrofobia e incomodidades. En el ascensor no dijo nada, así que no le prestamos atención. Desvaríos de una loca.

Declara el presidente:

Si no solucionan esto rápido vamos a demoler el psiquiátrico.

Declaran los vecinos:

  La verdad es que no la aguantábamos más. Si no se la llevaban iba a ser peor. No sé que hubiéramos hecho, pero sería violento. A veces un grito a las tres de la mañana no es lo más lindo para escuchar.

Declara  Pablito, desde arriba:

  Yo no sé lo que María se inventa. En nuestra juventud, cuando éramos jóvenes, era muy cuerda, pero la muerte de sus padres en un accidente de tráfico la dejó en shock. Imagino que mi muerte la habrá dejado completamente destrozada.
  María se volvió un poco violenta en los últimos años, lo que me incitó a dejarla. Pero siempre le fui fiel.
  Tal vez mi muerte tuvo un peor efecto en ella porque fue repentina e inesperada. Tal vez porque se imaginaba que moriría en mis brazos.
  De todas formas, la demolición de la casa no fue la mejor idea, a mi parecer. Habla de una terapia infinita, sin regreso a casa. No me imagino lo que dirá cuando se entere.


  De todas formas, tiene su parte buena. ¿Quién hubiera imaginado una mascota, acá en el cielo? Y menos un gato tan lindo...

Declara el gato, desde arriba:

  La vieja esa me caía mal. Solo iba por la comida. Estaba seguro de que esa casa no iba a ser mía por  siempre...
  De hecho, en la demolición, supe que mi final estaba cerca. Así que planeé la forma de morir que más afectará a la vieja. Lástima que no se enteró de mi muerte.
  Ahora la vida es más fácil, sin tener que conseguir comida todo el tiempo y con un dueño real, fiel y desinteresado.
  Acá soy más libre.
  Ay, esa vieja loca no sabía  ni sabe nada de la buena vida.
  Pero bueno, dicen que los locos son felices...



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