Aplumado picudo de
apasionado vuelo de las praderas del norte.
Camina
sentado sobre su esponjosa cola, siempre sucia, ayudándose con sus
alas para avanzar. Cuando intenta aletear levanta vuelo de hasta dos
centímetros, apasionadamente entusiasmado si logra tres. Al comer
picotea cabellos humanos como pasto, inclina su pecho hacia adelante
y cae sobre la persona, sus apoyos son las patas traseras y,
apropiándose, las de los hombres o mujeres. Habita en la pradera con
laguna del norte del mundo, donde no hay ovejas ni patos.
La
hembra posee la peculiaridad de uñas en el punta de las escamosas
alas, con lo que suele cortar los cabellos para comérselos
tranquila. Cuando ve un padrajo macho, le lleva un ramo de estos
envueltos en lana. Sus crías aprenden a arrastrarse en poco tiempo,
luego son olvidados por los padres y deben aprender por su cuenta. De
vez en cuando, todos los padrajas parecen amigarse cuando uno muere y
lo entierran, sino suelen aislarse del resto.
En un encuentro leímos y jugamos con el Animalario Universal del profesor Revillod. A su manera, escribimos estas descripciones exóticas.
Qué animal tan extraño!. Da pena pensar que su parte de dragón no le permita volar tan alto....
ResponderBorrarLa lectura me produce sensaciones raras...