Una consigna del Taller fue escribir un cuento sobre uno o más gatos.
De esa consigna se desprendieron un montón de libros, que estuvimos compartiendo, y muchos textos, acá va uno de ellos...
Recuerdo el día en el que tomé una desición firme y fui a la veterinaria. En esa, especialmente, había mucha variedad de razas de animales: perros, gatos, hámsters, canarios, lauchitas y ratones de todos los colores. De pronto mis ojos se posaron en los verdes de una gatita grisácea muy pequeña. Me acerqué a la jaula donde había cinco gatitos. En el cartel decía: gatos azules rusos. Había entre los cachorros una gata de ojos amarillentos que debía ser la madre que me miraba amenazadoramente; probablemente porque pensaba que iba a lastimar a sus crías. Pero yo estaba enamorada de la gatita gris de ojos verdes. Era hermosa, así que la adopté y me la llevé a casa. Cuando llegué, ella (a la que llamé Greeneyes) empezó a curiosear todo mi departamento, que era chico pero acogedor. Subió sobre mi cama y me miró nuevamente. La acaricié y le di comida para estimular lo que más adelante llamaría amistad humana- gata. Después de varias semanas ya teníamos horarios: yo dedicaba dos horas a Greeneyes donde jugábamos y la acariciaba. Ella siempre fue y seguirá siendo muy mimosa. Siempre, mientras yo estudio o dibujo se pone so re mi escritorio. Si estoy leyendo, empieza a maullar reclamando atención. Si la ignoro, se acuesta sobre mis pies y se duerme. Cuando hace eso es como una peluda bolsa caliente.
De esa consigna se desprendieron un montón de libros, que estuvimos compartiendo, y muchos textos, acá va uno de ellos...
A veces, durante las noches de tormenta se mete bajo mis sábanas. Otras ( frecuentemente los fines de semana) me despierta a las cinco de la mañana para que juegue con ella. Entonces, perezosa, exclamo " ¡gatos!" Pero no sirve de nada.Un día me animé a abrir la ventana y dejar que fuera a pasear por los techos. Ella me miró a mí y luego a la ventana abierta, alternativamente. De pronto saltó ágilmente y se fue.Yo me quedé a esperar que volviera. Después, cuando ya me estaba durmiendo, greeneyes apareció con sus profundos ojo verdes. La recibí feliz , cerré la ventana porque hacía frío y nos fuimos a dormir. Durante una semana, greeneyes salió a pasear. Pero un día no volvió, ni apareció en toda la noche.
Así fue durante una semana y me negaba a creer que me había abandonado
Fue entonces cuando una noche la vi aparecer. Estaba muy flaca y descuidada. Parecía una gata callejera, pero yo sabía reconocerla por sus ojos penetrantes verdes y ese pelo gris que brillaba bajo el polvo. Vino directo hacia a mí y la acaricié. Le di comida e hice todo lo posible para que se sintiera bien. Como la ventana había quedado abierta fui a cerrarla, pero antes de que pudiera hacerlo vi a cuatro gatitos grises de ojos verdes ( no tanto como los de greeneyes) que me miraban asombrados. Entonces entendí la ausencia de mi gata y acogí a los hermosos gatitos en una cálida manta. Puse alimento y agua en dos platos y nombre a las crías: patitas, fleur verte, fuego verde y llama
Al día siguiente, con la luz del día pude ver que los dos gatitos macho eran atigrados, tenían rayas negras. Así supe que el gato negro que había aparecido en la ventana era el padre, al que no podía dejar afuera. También le puse nombre, Sombra. Así es como llegué a tener seis gatos, prácticamente un zoo.
Fin
Realmente es una historia hermosa que nos acerca a una niña y su afecto por una familia gatuna. Muy conmovedora.
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