6 de mayo de 2019

Increíblemente maravilloso invento

Un cadáver exquisito es un texto escrito por muchas personas, alguien escribe dos líneas y tapa la primera, de forma que la siguiente persona pueda leer sólo la segunda parte. A continuación, ella escribe otras dos líneas y tapa la segunda línea de la primera persona y su primera línea. El procedimiento se repite y, al leerlo, no damos cuenta del absurdo resultado.

-Mi invento, queridos, se trata de algo útil, no es un cablerío sin sentido, tiene cuerpo estable, de madera; unos brazos metálicos cubiertos de pintura que alguien desechó; un sombrero rojo para hacerlo amigable y, no es más que eso. Pero no se olvide que dentro está la verdadera mecánica del objeto- Trató de defender su creación, Manuel.
- Pero señor, ¿cómo va a ser un inventor, si no sabe ni ajustar los tornillos de su capataz? ¡Que mordaz!- comentó Leonardo, uno de los tres integrantes de aquella mesa.
Rogelio parecía estar confundido, sus ojos lo expresaban. Todos lo miraban esperando que aporte algo al debate, pero se estaba poniendo nervioso. Cerró los ojos un minuto y se puso a pensar en lo que diría, finalmente se decidió por una frase rebuscada para dejar a los demás desconcertados y tener más tiempo para armar su opinión sobre el artefacto.
- ¿Pero cómo son los días del pobre invento si en el silencio del ruido de la plaza se escuchan sus lastimeros quejidos del parlante enchufado del monocromático sistema?
Para su sorpresa, los demás no quedaron tan anonadados y se vio obligado a decir lo que le vino a la mente para poder tener el tiempo que deseaba para organizar sus pensamientos y críticas sobre lo que Manuel había llevado para mostrar:
- ¿Se acuerdan de la película en la que el actor era famoso? … Eh … ¿Cuál era el nombre?… No importa, él mataba a los monstruos.
- Con respeto, señor, estamos hablando de mi maravillosa invención. Me costó años encontrar el resultado de la ecuación que me dio mi profesor, pero finalmente descubrí que la incógnita era equivalente al radio el círculo que utilizaba el mono del dibujo de mi maravillosa creación para saltar como trampolín.
- Eh...- empezó a dudar Rogelio nuevamente, sin pensar continuó diciendo lo primero que le vino a la mente:- ¿Sabe cuántos monos trabajaron en ese invento?
- ¿Se encuentra bien señor? Al parecer no quiere hablar de lo que creó Manuel,  que se cree un inventor aunque no sabe contar hasta diez- Dijo Leonardo, para insultar implícitamente a los otros dos.
- Uyyy, no saben, ayer salí de mi casa y había un sol hermoso, pero después llovió, a la tardé nevó, no saben… ¡A la noche granizó!
- Si usted hable del clima, de los monos, de películas o de plazas silenciosas y el otro insulta mi increíble innovación, significa que no están aptos para apreciar su belleza. Me voy y me llevo mi aparato.
Hubo un portazo en la sala, quedaron dos personas en silencio por unos segundos. Se miraron fastidiosamente y luego, Leonardo salió.
“ Sólo al fin, no tengo que pensar en críticas buenas o malas sobre el… sobre eso, ni siquiera sé si puede considerar invento. No los aguantaba más a estos dos… ” Pensó Rogelio, al rato fue hacia la plaza donde en el silencio del ruido se oían quejidos, a tratar de acordarse el nombre del actor de aquella película de monstruos, mientras contaba la cantidad de monos trabajadores y recordaba lo que había dicho el pronóstico esa mañana.







Cadáver exquisito original:



                                            

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