Una vidriera llena de sombrillas/ La gente miraba y miraba Todos de traje, todos llorando. El sol mientras tanto asomaba. No entendía por qué, pero era algo hermoso de ver. No habían pasado diez minutos de lo ocurrido, cuando de repente un lobo le saltó arriba suyo y lo atacó pobre del lagarto!, que haria para salvarse, pues comerse al lobo y salir lomás campanta, sin problemas ni preocupaciones Vivió una vida feliz. Un día quiso cruzar la puerta, fue a verla y ya estaba abierta, por alguien más. Nunca supimos quién era realmente. Y vimos la apertura como una boca enorme que nos iba a comer. Sin dejarnos ni un pie. No tenía dientes, o no se veían. Sus labios ocupaban todo su rostro. Y qué grande que tenía el rostro... Redondo y pálido como una luna, como un globo aerostático. Eso mismo era, comprendí, justo cuando su rostro se elevó y comenzó a alejarse lentamente de la Tierra.
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