8 de octubre de 2020

Historia 1

 Siempre llovía, por eso nadie vio el sol. La ciudad de hierro estaba a oscuras, siempre. Pero no me importó, porque nada me importaba entonces. Y a él tampoco. Las cosas eran así: hierro, oscuridad, hierro. Rima? No sé no sé. Quizás si pruebo al revés, oscuridad, hierro, fierro, aferro, cerro. Eso es. Y no un gato montés/ Porque de montes no hay nada Y de tontes tampoco. De poco, poco hay, mucho sobra y nunca es suficiente. Aunque a veces falte comida y mendiguemos nuestro pasar, hambre de vida nunca faltará. Seremos forasteros, ciudadanos, migrantes ya sin más; mas hemos de viajar por el mundo, y nunca echaremos atrás porque de lo contrario, volariamos como el pobre Robrec, quien al voltearse, volo, volo y nunca regreso, salvo para pedir pizza a la nada. En realidad odiaba pizza, eso desde que su familia murió en un accidente de auto, comían pizza mientras manejaban. Pero le gustaba la pizza, solo no la podía comer, lo único es que volvió a la ciudad de hierro con las luces titilantes.

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