Textos de Sebi
Había dos monstruos sentados a una
mesa tosca. Una llameante lámpara de ácido colgaba sobre la boca de uno. Era en un lugar muy lejano a mi casa.
—Estoy embebido en sangre—dije.
—No —dijo uno de los
monstruos, que se mantenía muy enojado y se había rascado con la mano izquierda la nariz—, eres libre y por eso estás muerto.
—¿Entonces puedo irme?
—pregunté.
—Sí —dijo el hombre y
murmuró “irme” a su
vecino (…)
Había dos lobos sentados a una mesa tosca. Una llameante
lámpara de noche colgaba sobre el cielo.
Era en un lugar muy lejano a mi casa.
—Estoy en la ciudad—dije.
—No —dijo uno de los lobos, que se mantenía muy serio y
había sacado de mi mano izquierda el collar—, eres libre y por eso estás en la
selva.
—¿Entonces puedo irme? —pregunté.
—Sí —dijo el lobo y murmuró “matálo” a su vecino (…)
Había dos oficiales sentados a una mesa tosca. Una
llameante lámpara de fuego colgaba sobre la habitación. Era en un lugar muy
lejano a mi conocimiento.
—Estoy en un cuartel secreto—dije.
—No —dijo uno de los oficiales, que se mantenía muy serio y
se había tocado con la mano izquierda la sien —, eres libre y por eso estás en
tu casa.
—¿Entonces puedo irme? —pregunté.
—Sí —dijo el hombre y murmuró “borrále la memoria” a su
vecino (…)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario