24 de noviembre de 2019

Todavía más feliz

Porque siempre le gustó, no hay otra razón, creo yo. Nadie le hizo una maldad ni el azar lo defraudó. Pero estaba en su instinto, todos los animales lo conservan y, él, no es la excepción: en su ser, en su mirada. Aunque por años tal vez le encantó, nunca lo hizo realmente. Lo cierto es que tuvo un inicio, y eso es lo que se debería preguntar, remplazando el "por qué" solitario, agregándole "empezó" o "se dio inicio", pero los humanos no son lo suficientemente listos para ocurrírseles tales cosas. Sin embargo, no tengo la certeza de lo que en verdad sucedió, pero los indicios me guían (espero que correctamente) a armar una hipótesis:
Esa mañana, al despertar, dio un brinco de su cama para caer directamente al suelo. El polvo blanquecino dio un salto a continuación y se colocó bordeando los objetos recientemente puestos. Sonrió, sí, pero no lo suficiente. Junto a él, una nota; bajo él, sangre, y, a pocos centímetros, el cadáver de alguien, alguien irreconocible para ojos adormecidos. Tal vez, si se hubiese levantado después, lo podría haber descubierto, pero la sorpresa lo llevó a huir con la intriga: "No por mucho madrugar se amanece más temprano".
Yo lo seguí. Después no volvió a estar triste, su felicidad aumentaba bruscamente. Pero, al margen de ello, sus hábitos no se alteraron. Simplemente adoptó la costumbre de salir por las noches, llevaba chocolates y traía, en cambio, frascos con dientes. Y eso, no me molestó al principio, pero empezó a olvidarse de mí, a dejarme sin comida, a no permitir que me acurrucara junto a sus piernas. Cuando ya se me borroneaba su imagen, aparecía nuevamente, apenas haciéndome recordarlo al último instante. Pero, me resultó extraño que su rostro sea cada vez más amplio, más inmenso, enorme...
Dudé por días, pero decidí seguirlo por la noche. Ya sospechaba yo que algo le echaba a la golosina que llevaba consigo, pero no me había imaginado que podría hacer desmayar a la gente. Creo, que el cadáver de aquel amanecer, despertó en él la idea de una alegría para evitar la tristeza y no halló mejor manera que ocultarla sino que sonriendo. Pero la pena crecía y sus dientes no le alcanzaban para aumentar su boca...
Aquella noche, volví resplandeciente por haber descubierto mi deber, al margen de que tal vez existan innumerables culpables de su felicidad. Aunque continué creyendo que mi hipótesis es la acertada, lo verdaderamente increíble fue el éxito de mi investigación. Opté, entonces, por alegrarme; pero mis bigotes lo impedían: impedían que mi mandíbula me dejase sonreír y, al quitarlos todos, descubrí la fascinación de realizar esta acción.Tanto así, que no me alcanzaba la dentadura...
Desde entonces, ambos salimos de noche para conseguir nuestra felicidad, sin embargo, él realiza en mí la tarea de coserme los dientes de otros gatos en mis encías. 


En este texto, la consigna era utilizar unos ingredientes determinados para su escritura:
-Al menos 5 palabras que empiecen con "B"
-Un gato inteligente
-Un refrán
-Carta de Propp
-Un personaje misterioso y/o terrorífico

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