Hace
cinco o diez minutos, un hombre se acercó a mí y; con su pelo
revuelto, sus ojos negros, su piel pálida y su ropa roja cual la
sangre; me pidió que me bajara del vehículo. Su voz era chillona y
parecía un loco o un borracho que no tenía idea de lo que decía,
entonces decidí no darle la razón: tal vez sólo quería mi
asiento.
Hace
poco pasamos la avenida Boedo y las luces están empezando a
opacarse, espera... ¡Se apagaron por completo! Pero... algo me
ilumina. El bus está vacío, a lo mejor es porque se salteó algunas
paradas. Miro por la ventana: la ciudad, la noche, las calles sin
gente...
De
pronto, se abre la puerta. Nadie entra, nadie baja. Algunas gotas
comenzaron a caer hace poco, pero ahora parece haber una gran
tormenta. Por suerte llegué a la parada de mi casa.
El
colectivo no paró, sigo dentro. Le grité al conductor
“¡Colectivero, acá me bajo yo!”, pero nadie respondió. Luego
de un rato, me paro y voy hacia la puerta delantera y... ¡Nadie
maneja! Miro hacia mis lados y recuerdo que no hay pasajeros, estoy
completamente solo...
Golpeo
las puertas, pido ayuda, busco cosas para romper las ventana; pero es
inútil, nada funciona. Sigue avanzando y cada vez estoy más
nervioso, ayuda...
Cuando
llegamos a la terminal, el borracho nuevamente aparece y me
tranquilizo. “¿Qué está pasando?” le digo, pero no me
responde. No, no, ¡NOOO!... Su ropa se está derritiendo, el color
rojo es tan parecido a la sangre porque lo es... Me alejo para
impedir que me toque. Intento que las puertas se abran otra vez.
El
colectivo sigue adelante, fuera del recorrido habitual y mucho más
rápido. La tormenta aumenta y no sé que hacer. Recién el loco me
tocó y me manchó de sangre, corrí hacia el fondo para esconderme.
Alguien
se acerca... Siento una respiración cerca de mí, seré valiente.
“Te dije que morirías” escuchó de una voz aguda. Si vuelvo a mi
casa, no volveré a tomar el colectivo cincuenta y seis, lo anotaré
y lo pegaré en la heladera.
Miro al borracho, tiene un cuchillo... La luz que me estaba iluminando se apagará pronto, espero no morir. Juro contarte todo, cuando la oscuridad termine y si sigo vivo...
Miro al borracho, tiene un cuchillo... La luz que me estaba iluminando se apagará pronto, espero no morir. Juro contarte todo, cuando la oscuridad termine y si sigo vivo...
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