25 de abril de 2019

El 56


             Hace cinco o diez minutos, un hombre se acercó a mí y; con su pelo revuelto, sus ojos negros, su piel pálida y su ropa roja cual la sangre; me pidió que me bajara del vehículo. Su voz era chillona y parecía un loco o un borracho que no tenía idea de lo que decía, entonces decidí no darle la razón: tal vez sólo quería mi asiento.
Hace poco pasamos la avenida Boedo y las luces están empezando a opacarse, espera... ¡Se apagaron por completo! Pero... algo me ilumina. El bus está vacío, a lo mejor es porque se salteó algunas paradas. Miro por la ventana: la ciudad, la noche, las calles sin gente...
De pronto, se abre la puerta. Nadie entra, nadie baja. Algunas gotas comenzaron a caer hace poco, pero ahora parece haber una gran tormenta. Por suerte llegué a la parada de mi casa.
           





El colectivo no paró, sigo dentro. Le grité al conductor “¡Colectivero, acá me bajo yo!”, pero nadie respondió. Luego de un rato, me paro y voy hacia la puerta delantera y... ¡Nadie maneja! Miro hacia mis lados y recuerdo que no hay pasajeros, estoy completamente solo...
Golpeo las puertas, pido ayuda, busco cosas para romper las ventana; pero es inútil, nada funciona. Sigue avanzando y cada vez estoy más nervioso, ayuda...
Cuando llegamos a la terminal, el borracho nuevamente aparece y me tranquilizo. “¿Qué está pasando?” le digo, pero no me responde. No, no, ¡NOOO!... Su ropa se está derritiendo, el color rojo es tan parecido a la sangre porque lo es... Me alejo para impedir que me toque. Intento que las puertas se abran otra vez.
El colectivo sigue adelante, fuera del recorrido habitual y mucho más rápido. La tormenta aumenta y no sé que hacer. Recién el loco me tocó y me manchó de sangre, corrí hacia el fondo para esconderme.
Alguien se acerca... Siento una respiración cerca de mí, seré valiente. “Te dije que morirías” escuchó de una voz aguda. Si vuelvo a mi casa, no volveré a tomar el colectivo cincuenta y seis, lo anotaré y lo pegaré en la heladera.
Miro al borracho, tiene un cuchillo... La luz que me estaba iluminando se apagará pronto, espero no morir. Juro contarte todo, cuando la oscuridad termine y si sigo vivo...

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